Juderías Andaluzas
Siente y descubre la Herencia Judía
Jaén, la hermana menos conocida de Andalucía sorprende al visitante con sus rincones llenos de encanto. Quien la conozca la amará y nunca la olvidará. Su delicada belleza respira tímidamente bajo las imponentes faldas del cerro Santa Catalina. En su entramado urbano las pequeñas callejuelas nos transportan hacia el pasado. La historia de la ciudad se ve reflejada en sus monumentos y edificios, también en sus tradiciones y leyendas. Los jienenses se enorgullecen de cuidar sus orígenes y de tenerlos presentes en su memoria. Déjese enamorar por ella: Jaén lo tiene todo.
Los lucentinos y las lucentinas tienen fama de ser personas inquietas y creativas. La ciudad parece haberse contagiado de esta manera de ver la vida y por ello en las últimas décadas la fisonomía de sus calles y rincones ha evolucionado hacia una urbe mucho más anfitriona, que busca innovarse. Mayor accesibilidad, patrimonio restaurado, señalética, profesionalización del personal técnico de turismo, y sobre todo, ese cariño honesto con el que los habitantes reciben al visitante que llega a su ciudad. No es de extrañar que esta pequeña ciudad haya trascendido su fama más allá de los océanos y en lejanos rincones del mundo cada día más personas quieran acercarse a disfrutar del brillo de la Perla de Sefarad.
Córdoba canta en las lenguas de las tres culturas. Le susurra secretos al visitante que se acerca hechizado a sus encantos. Llegar al casco histórico de Córdoba es mucho más que un paseo. Es comenzar un viaje por senderos en los que se entrelazan las vivencias de los pueblos que los transitaron. Romanos, judíos, musulmanes y cristianos han dejado una huella profunda en la memoria arquitectónica de la ciudad. El dialogo intercultural está presente en su arquitectura urbana. Es la única ciudad española que ofrece en un recorrido de 500 metros: un Templo Romano, una Sinagoga, una Mezquita y una Catedral; todas de origen medieval.